Estos días estamos asistiendo a la revelación del muchos casos de abusos y violencia machista que, hasta el momento habían quedado barridos bajo la alfombra de algunas instituciones. Los motivos podían ser para preservar su imagen desde la complicidad o por la normalización de las situaciones. O ambos.
No es casual que estas situaciones abusivas y violentas cada vez se puedan visibilizar más. Ahora, hay más posibilidades de poder denunciar de forma anónima, hay más apoyo social para las víctimas y, al menos, no tanta culpabilización. Por otra parte, y desgraciadamente, de estos casos que estallan dentro de instituciones culturales, políticas o religiosas se hace más eco porque son más mediáticos.
Una y otra vez, la realidad nos debe movilizar para que podamos desvelar definitivamente las capas de todo el machismo. Debemos poder desarbrorar sus patrones de pensamiento para apuntar o poner el foco en lo que hay que cambiar, sobre todo, desde nuestras relaciones interpersonales.
En este sentido, ya hace dos años que desde el servicio llamamos #TenimUnPla, sabiendo que para erradicar la violencia machista había que tener un plan de acción preventivo. Era necesario, también, que la incidencia recayera esencialmente en los actores clave para efectuar un cambio real:
Este plan ha significado hablar y poner sobre la mesa todo lo que más tenemos asumido. Visualizar como nos colocamos / posicionamos, poniendo el foco en: cómo actuamos, qué hacemos, cuándo y qué papel tenemos ante determinadas situaciones. Y, sobre todo, hay que fijarse en lo que no hacemos, no sabemos cómo hacer o no nos damos cuenta de que lo hacemos.
En términos generales, el consentimiento refiere a la acción de «permitir o dejar que se haga algo» o «aceptar lo que el otro solicita o propone».
Tanto consentir, como pedir consentimiento, se fundamenta en establecer unos límites (personales e interpersonales), así como respetar los de la otra persona. En estos límites, diferentes para cada uno, se encuentra todo lo que es aceptable, en un momento y / o contexto determinado. Los límites de cada persona son diferentes y, en consecuencia, todas merecemos que se respeten nuestras decisiones. La definición del término «consentimiento» parece, a priori, aparentemente clara y sencilla. Sin embargo, con frecuencia nos encontramos con situaciones o experiencias en las que, nuestras decisiones o límites, no son respetados.
> La ausencia de un «NO», #NoEsConsentimento
> La ausencia de respuesta o el silencio, #NoEsConsentimento
> Si no se da libremente, entonces #NoEsConsentimento
> Si se obtiene mediante amenazas o presiones, entonces #NoEsConsentimento
> Si se obtiene mediante engaño, #NoEsConsentimento
> Si se da consentimiento sin conocer los hechos o todos los aspectos, #NoEsConsentimento
> Si se da cuando una de las dos partes es menor de edad, #NoEsConsentimento
> Si obtiene cuando una de las partes no es sonciente, entonces #NoEsConsentimento
> Si se da cuando una de las partes se encuentra en un estado mental alterado y/o de vulnerabilidad, #NoEsConsentimento
> Si una persona consiente pero después cambia de idea, #NoEsConsentimento
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