La igualdad salarial de género todavía no es una realidad
Actualmente, en todos los estados del mundo sigue dándose una tendencia hacia la feminización de la pobreza, término que se acuñó en los años 70 y que sigue totalmente vigente en pleno siglo XXI, acentuado por las crisis económicas, contextos bélicos y movimientos antifeministas crecientes. Según informes de la ONU, hay aproximadamente un 55% más mujeres que hombres padeciendo los dañinos efectos de la vulnerabilidad económica en diferente grado.
Uno de los elementos que configuran esta grave injusticia es la brecha salarial de género. En todas las regiones del planeta, las mujeres cobran de media un 20% menos que los hombres, desempeñando las mismas funciones laborales o en un perfil muy similar. Dato que varía en función del estado, el sector o la categoría profesional.
La brecha salarial de género es la diferencia entre el salario que perciben los hombres y las mujeres, siendo mayoritariamente inferior en el caso de las mujeres y en los sectores laborales más feminizados, como es el ámbito de la sanidad, donde la brecha es del 24% (OMS).
En las últimas décadas, se han producido algunos avances hacia la igualdad de género. Sin embargo, según datos del Foro Económico Mundial, no será hasta el año 2186 que se consiga la igualdad salarial real entre mujeres y hombres. Algo que podría lograrse en un tiempo inferior si se producen los cambios estructurales necesarios en nuestra sociedad: la incorporación de políticas públicas y empresariales transformadoras junto a un cambio real de valores y actitudes en la población para la deconstrucción del patriarcado. España ocupa el puesto 17 en igualdad salarial (Informe Foro Económico Mundial, 2022). Fue a partir de 2019 que empezó a apreciarse un debilitamiento de la brecha, siendo aún insuficiente, por lo que no debemos perder de vista el objetivo de la igualdad de género
¿Pero por qué ocurre?
La brecha salarial de género es un fenómeno causado por múltiples factores interrelacionados, más o menos visibles: discriminación, jornadas parciales, diferencias en los complementos salariales, inflavaloración de las capacidades de las mujeres, segregación horizontal y vertical de género, estereotipos y roles de género, problemas ligados a la conciliación y la corresponsabilidad, acoso sexual, la discriminación múltiple y otras causas.
¿Y qué podemos hacer para resolverlo?
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) señalan la necesidad de promover mejores condiciones laborales, otorgando mismas oportunidades a todas las personas. Estas acciones de respuesta deben partir de diferentes agentes de la sociedad: gobiernos, legislación, asociaciones, organizaciones y ciudadanía. Recordemos que estamos ante un problema social complejo, donde la brecha salarial de género es una de sus muchas consecuencias.
Universalizar la educación de 0 a 3 años, igualar los permisos de paternidad/maternidad, medidas destinadas a la flexibilidad del empleo, procesos de promoción y de selección no discriminatorios, corregir la infrarrepresentación de mujeres en puestos de liderazgo, etc. Son buenas políticas en favor de la igualdad de condiciones y oportunidades en el ámbito laboral, pero no son suficientes sin la contribución de todos/as. Es aquí donde cada ciudadano/a debe detenerse y reflexionar: ¿cuál es mi papel real?. Cabe mencionar que las reducciones voluntarias de jornada son mayoritariamente femeninas (75% son mujeres) y están relacionadas con el cuidado de personas dependientes u obligaciones familiares. Una muestra más de cómo la ausencia de corresponsabilidad masculina deriva en desigualdad y en una grave vulneración sistemática de los derechos de las mujeres.
Para Fundación IRES, la igualdad de género es uno de los principios estratégicos de la política corporativa, por lo que desde la entidad se vela por la igualdad de oportunidades entre todo el personal laboral. Según encuestas realizadas, el 85% de las personas que forman parte de la Fundación IRES creen que los hombres y las mujeres cobran igual por el mismo puesto de trabajo dentro del equipo de la fundación. En el diagnóstico realizado dentro del Plan de Igualdad (2020-2024), el análisis de la media de retribuciones total anual de mujeres y hombres con datos generales indica una diferencia entre los hombres y las mujeres de 250,60€. Esto supone una brecha salarial del 1,29%, una brecha muy inferior al total estatal y del sector.
La igualdad entre todas las personas es un principio básico y fundamental, que se recoge explícitamente en todas las acciones de nuestro Plan de Igualdad.