¿La calle es nuestra?
Con esta simple pregunta escrita con spray sobre un plástico transparente, a modo de graffiti, comenzaba la presentación que un grupo de jóvenes del Proyecto Click hicieron el pasado sábado 23 de octubre, dentro de la programación del Festival Escena Poblenou 2021.
Este año el Festival Escena Poblenou ha celebrado su 20 aniversario. Un Festival de barrio y para el barrio. Una propuesta cultural multidisciplinar que nació con esa vocación. El barrio no es el escenario del Festival, es el protagonista. Y desde sus inicios ha puesto la mirada en sus vecinos y vecinas, así como en las entidades y colectivos que están presentes.
Hace 6 años, el Proyecto Click iniciaba su camino y la alianza con el Festival fue automática
Como dice Ada Vilaró, directora del Festival, “la complicidad entre las artes escénicas y los jóvenes parte del interés de darles voz y que tengan la oportunidad de ver la vida desde el escenario. Por parte del Festival, gracias a los jóvenes descubrimos cada año nuevas posibilidades creativas”.
Ha sido una maravillosa casualidad también que el co-creador del Festival junto a Vilaró, el artista Sergi Estebanell haya sido uno de los encargados de dinamizar el taller de este año.
Estebanell forma parte de Deshakers, un colectivo de artistas unidos y unidas por el objetivo de ser activadores del cambio mediante el arte y la creatividad. Ofrecen los talleres llamados Laboratorios de los imposibles, donde se trabaja con una metodología de intervención basada en la empatía, la experimentación, la provocación, el pensamiento crítico y lo común y colectivo.
“Señora, ¿alguna vez ha abrazado un árbol?”. Maria José, una joven del Click se dirigía con esta frase, micrófono en mano, a las personas que en ese momento pasaban por la calle y en la cofradía que íbamos detrás, el público que había acudido expresamente a ver al grupo de jóvenes.
Ésta y otras acciones que llevaron a cabo los jóvenes, tenían por objetivo que tanto el grupo de jóvenes, como los asistentes que los acompañaron y las personas que se iban encontrando casualmente, observaran a la calle de otra forma a la que estamos acostumbrados. Detenerse, mirar, aprovechar lo que la calle y la vida comunitaria nos ofrece.
Buscar los límites. ¿Qué hacer y qué no en la calle? ¿Se puede cruzar un semáforo en rojo? ¿No nos han dicho siempre desde pequeños que no se puede y que es peligroso? Y sin embargo la mayoría de los adultos lo hacemos a menudo. ¿Podemos estirarnos en el suelo en medio de la carretera por el simple placer de observar y añadir un experimento más a nuestro laboratorio de los imposibles? Pues así lo hicimos.
Como dijo Fernando, otro de los participantes del Click, «el dibujo es efímero, pero el recuerdo quedaría para siempre”.
¿Se pueden pintar las paredes de nuestras calles? Está multado y mal visto, ¿verdad? ¿Qué ocurre si el spray que utilizamos no es en realidad pintura sino hielo hidroalcólico? ¿Entonces está prohibido? En realidad, estamos desinfectando la pared ¿no? Pues resulta que hemos descubierto que esto es «alegal». Por tanto, lo experimentamos. Y pintamos las paredes del barrio con mensajes que queremos transmitir, aunque sabemos que en unos minutos habrán desaparecido.
Sergi Estebanell, de Deshakers, más que dinamizador del taller prefiere que se le llame “agitador”. Cuando le preguntamos qué ha significado para él, la experiencia no duda: “se ha cumplido el objetivo de dejarnos traspasar por la opinión y por la creatividad. Ha sido muy emocionante y vibrante. Me ha dado mucha vitalidad compartir con los jóvenes mi mirada y ver que les interesaba. Para mí, el momento más representativo del laboratorio fue el último momento, cuando después de la muestra ellos y ellas me preguntaban: «¿Y ahora qué?». «¿Cómo seguimos?». “¿Cuándo volveremos a vernos?” Sentí que no querían marcharse…”.
Los Click terminaron la muestra en uno de los puntos más transitados del barrio, la Rambla del Poblenou. De lado a lado del paseo, de árbol a árbol, volvieron a desplegar un plástico sobre el que escribieron la frase “Para y vive”.
Muchas personas venían o iban de comprar, llevaban a los niños al parque, a la playa con la bicicleta y los patinetes, o a partidos deportivos, otros habían quedado para hacer el vermut y algunas simplemente paseaban o se sentaban en los bancos al sol.
Hubo personas que pasaron por el mensaje desplegado allí sin mirarle, otras le rodearon por un lado o incluso pasaron por debajo. Pero también hubo personas que se detuvieron y le leyeron, personas que quisieron saber de dónde salía aquella reflexión y qué había detrás. Y participaron de ese momento impagable que desembocó en un diálogo abierto entre los y las jóvenes del Click y los asistentes.
Por eso hacemos lo que hacemos en el Click. Por eso, creemos en una alianza tan imprescindible con la creatividad y un Festival de artes escénicas. Por eso un taller que remueve y conmueve… Para escuchar la voz de los jóvenes. Para acabar estableciendo un diálogo, un intercambio. Porque, quizá, al fin y al cabo, algunas cosas no son tan imposibles como pensamos.