La ejecución penal en las sociedades polarizadas
Durante la primera semana de julio, se celebró la 3ª edición del Criminal Justice Summer Course organizado por la Confederation of European Probation (CEP) en Barcelona, donde asistieron Laila Rauet y Llorença Gasull, delegadas del Equipo de Ejecución de Medidas Penales de la Fundación IRES.
Con el apoyo del Departamento de Justicia de la Generalitat y el Centro de Estudios Jurídicos y Formación Especializada (CEJFE), esta edición del curso se focalizó en el ámbito de la ejecución penal aplicada a una sociedad polarizada.
El Criminal Justice Summer Course 2019 tuvo como espina dorsal un tema convulso: la polarización de la sociedad. En la sesión plenaria del curso, titulada Nosotros versus ellos: la polarización como enriquecimiento político o como amenaza social, Christophe Busch dio a conocer como el aumento de la complejidad de las sociedades modernas parece estar provocando una simplificación global en las interpretaciones de estas mismas. Busch, activo miembro de UFUNGU —organización que trabaja en red y que está formada por expertos en radicalización y polarización— argumentó que, a pesar del aumento de la heterogeneidad cultural, política, racial, etc., en las sociedades de todo el mundo, las personas tienden a un pensamiento polarizado. Simplifican la propia realidad en términos de blanco y negro, derechas e izquierdas, islam y mundo occidental, etc.
Busch incidió sobre todo en la importancia de abordar la polarización de las sociedades a escala política. Expertos prevén que, si no se recurre a una correcta mediación, este cambio podría derivar a estadios radicales como la violencia colectiva, el genocidio o el terrorismo. Sin embargo, la polarización de la sociedad tiene otros matices. Hay que aclarar, sin embargo, la diferencia entre la polarización política como fuente de enriquecimiento y fomento de la diversidad, y la polarización social como fuente de amenaza y enfrentamiento entre grupos focalizados.
Una vez acabada la sesión plenaria de introducción, el resto del curso se organizó en forma de tres talleres dirigidos por diferentes profesionales del sector. El objetivo de éstos era dar visión a diferentes metodologías de la ejecución penal.
El primer taller se titulaba Tratamiento dentro de prisión de personas que han cometido un delito de extremismo violento. Fue impartido por dos profesionales: Yola Wanders—directora de una prisión de alta seguridad en Holanda— y Katharina Schwarzl —asesora de la Dirección General del Servicio de Prisiones y Prisión Preventiva del Ministerio Federal de Justicia de Austria—. El motivo de contar con dos profesionales para este taller se debe a la diferencia en el tratamiento de personas que han cometido actos de terrorismo en cada uno de sus centros. Por un lado, en Holanda se aglutinan los presos condenados por delitos de terrorismo en un módulo específico de alta seguridad. Por otra, en Austria, estas personas son ubicadas en las prisiones y módulos que les corresponde territorialmente sin hacer ninguna distinción por el delito que han cometido.
Esta diferencia organizativa nos sirve para entender la premisa central del taller: el ambiente dentro de la prisión es fundamental en la experiencia del encarcelamiento. Un buen ambiente dentro del centro impacta de forma positiva en el bienestar del interno y en su comportamiento, no solo durante el cumplimiento penal sino también una vez fuera del centro penitenciario. El ambiente también afecta la relación entre los internos, con los profesionales del centro y con las mismas instalaciones. Así pues, conseguir un ambiente idóneo en un centro de alta seguridad supone un reto crucial para profesionales como Wanders y Schwarzl. En contraposición, ellas plantearon las siguientes cuestiones antagónicas a su objetivo: ¿cómo aumenta el riesgo cuando hay un mal ambiente dentro de prisión? ¿Cómo se afrontan los riesgos, como por ejemplo la radicalización por la influencia otros internos? ¿Cómo se pueden garantizar los derechos fundamentales del trabajo, la educación y el contacto con las familias? Estas incógnitas animaban a los y a las participantes a pensar en soluciones aplicables.
El segundo taller del curso se denominaba Inclusión social en sociedades polarizadas. La sesión la dirigieron Ioan Durnescu —académico de la Universidad de Bucarest, especializado en la dejación delictiva—, Hakan Järva —psicólogo sueco experto en sectas— y Esther Montero —profesora de la Universidad Loyola de Andalucía y jurista del Servicio Penitenciario español—.
Este taller tuvo como objetivo profundizar en la comprensión y el desarrollo de habilidades para la reinserción de personas que han sido condenadas por un delito de terrorismo. Se trabajó como, mediante el desarrollo de un buen vínculo entre interno y profesional, se puede facilitar el desmontaje de la ideología radical, así como una óptima inclusión social.
Laila Rauet y Llorença Gasull —delegadas del Equipo de Ejecución de Medidas Penales de la Fundación IRES— asistieron a este mismo taller para conocer diferentes perspectivas europeas de intervenciones que favorecen la reinserción de personas que han sido condenadas por algún delito de terrorismo.
«Si no se consigue un buen vínculo, es muy difícil trabajar nada de forma óptima», concluyeron las representantes de MPA de IRES. Para facilitar un buen proceso de reinserción, es imprescindible crear un fuerte vínculo que no solo se limite al trato profesional, sino que fomente la interacción de tú a tú entre el profesional y el interno, obviando su condición.
Cuando se interviene con personas que están o han sido privadas de su libertad, uno de los objetivos principales es trabajar con los factores de riesgo. Aun así, como profesionales, Laila y Llorença creen que se tiene que reforzar los ámbitos de la vida que se encuentran en situación de fragilidad —laboral, tiempo libre, salud, amistades, pareja— para potenciar todos aquellos agentes que pueden actuar como factores de protección.
Pero el problema no se limita únicamente a las dificultades que presentan estas personas. Fuera de los centros penitenciarios, pueden ser discriminadas, hecho que dificulta su integración social y laboral, y fomenta el odio y la desigualdad. Los gobiernos, medios de comunicación y sistemas educativos se tendrían que reformar para curar este tipo de discriminación estereotipada. Pero el foco más importante para este cambio seria «intervenir en las familias y grupos de iguales, puesto que son, de hecho, los referentes con una mayor influencia en la forma en que pensamos y entendemos el mundo». El cambio de mentalidad de estos núcleos sociales desencadenaría gradualmente un mejor abordaje de este nuevo reto.
En vista de los inconvenientes que se generan cada vez más en las sociedades polarizadas, en el último taller —Transformar conflictos en sociedades polarizadas— se presentaron algunos de los aspectos que condicionan la polarización para comprender su dinámica. Así pues, el taller estaba dedicado a la exploración de dinámicas de identidad, mecanismos de pertenencia y no-pertenencia a un grupo, y como trabajar con las diferentes experiencias de polarización a través de las prácticas que propone la justicia restaurativa —mediación y círculos restaurativos—. Estas prácticas favorecen la implicación de toda la comunidad en la resolución de los conflictos que pueden derivar de la polarización, y conseguir que las diferencias sean percibidas como oportunidades de crecimiento y transformación en vez de amenazas. La justicia restaurativa puede ser una herramienta fundamental en este proceso de cambio.