La situación de extrema vulnerabilidad en la que viven más de 3.000 personas en todo el mundo ha hecho que la ONU se plantee la creación de una renta básica universal que otorga un ingreso mínimo temporal a todas aquellas personas que más lo necesiten. La situación de muchas familias se ha visto agraviada con la llegada de la COVID-19 y es por eso que, más que nunca, necesitamos poner remedio.
Desde ECAS (Entidades catalanas de acción social) organizaron el pasado mas de diciembre la jornada “Renta Básica Universal: una hoja de ruta realista” donde se habló de cómo se distribuiría y controlaría esta renta.
La presentación, contó con un diálogo moderado por la periodista Ariadna Trillas y la presentación del plan de RBU de la Generalitat de Cataluña. Guy Standing, cofundador de la Basic Income Earth Network, fue el encargado de dar la bienvenida al acto haciendo un repaso del que es la Renta Universal y en qué punto nos encontramos actualmente.
El objetivo de la RBU es que sea igualitaria para todo el mundo y otorgarla de acuerdo con las deudas que tenga cada persona. A corto plazo, se haría una prueba piloto y se daría a todos los ciudadanos residentes de cada estado que residan de forma legal.
Tal como explica Lluis Torrens, director de Planificación e Innovación del área de Derechos Sociales, Justicia Global, Feminismos y LGTBI del Ayuntamiento de Barcelona, la ciudad impulsó un proyecto piloto con 1000 personas donde vieron como afectaba recibir un ingreso a cuestiones como seguir o no trabajando. En algunos casos el trabajo se vio incrementada pero en otros disminuyó drásticamente. Por otra banda, también se centraron en observar que a medida que se acababa el piloto las ganancias de bienestar eran cada vez más bajos.
En países como Alemania también se han impulsado una prueba piloto que durará hasta 2024 a pesar de que de primeras el sistema de bienestar social Alemany no se plantea hacer un cambio de gobierno donde se considere una lava básica universal, no hay apoyo público. Esta primera prueba tendrá presentes cuestiones relevantes como los cambios sociodemográficos, el uso del tiempo y el trabajo, los cambios en el estilo de consumo, los rasgos psicológicos, implicación política y social y bienestar subjetivo de las personas, entre otras.
De primeras el proyecto de creación de una RBU parece muy ambicioso pero después nos damos cuenta que su aplicación no es tan sencilla. Entre un 20 y un 60 por ciento de las personas que cumplían con los requisitos para recibir una RBU, no consiguieron llegar a esta. Hay muchas limitaciones estructurales y políticas que contribuyen como por ejemplo la tasa de adecuación de estas lavas mínimas. Teniendo en cuenta, pues, que el 60% de la renta mediana es el umbral de la pobreza, las rentas mínimas tendrían que llegar a este porcentaje, muy alejado del 28% al que llegan.
